Laaaaaargo:
Maite Franko (Irun-Hondarribia, 1971), séptima hija de un pescador de chipirones y una lamia de río que anhelaba conocer el mar. En su familia cada hija era bautizada cariñosamente con el nombre de algún pez o el de varios a lo largo de su vida. A ella hasta bien mayorcita le decían anchoa; de madre, ballena; y hoy le llaman la de la sonrisa de delfín.
La chica de la sonrisa de delfín tardó en darse su primer baño largo. Primero se mojó los pies, e incluso se dio algún pequeño chapuzón, en los mares de la interpretación, la enseñanza, el doblaje y la literatura, pero su inmersión más larga no tuvo lugar hasta el descubrimiento del pacífico océano de la narración de cuentos. Desde 2004 no ha salido de este remanso, habiendo ofrecido hasta la fecha (verano de 2013) más de 1.700 sesiones. En ellas tienen cabida tanto cuentos populares que han navegado de boca en boca, como nuevos, cuentos de creación propia, juegos, adivinanzas, cancioncillas y hasta pequeñas dramatizaciones, aderezado todo ello con humor, misterio, mensajes positivos y mucho, mucho salitre.
A la chica de sonrisa de delfín le gusta bucear y bucear, y rescatar del fondo de su remanso las historias que se extraviaron y no llegaron a buen puerto; las que se narran en los anfiteatros que tienen dentro de su tripa las ballenas; las epopeyas que duran días y días contadas por la bisabuela tortuga… Le gusta recuperar todo esto y contárselo a pequeños/as y a grandes devoradores/ras de historias.
A la chica de sonrisa de delfín le gusta contar de modos diferentes, empezar con la palabra desnuda e ir vistiéndola con algún elemento (es que las palabras desnudas a veces pasan frío y, si me apuras, hasta un poco de pudor), algún objeto, muñeco o compañero de narración espontáneo. Pero esto es en ocasiones. La temática de sus repertorios es también muy variada aunque, últimamente, olas de encargos le vienen empujando a crear sesiones monográficas.
Incluso puso en marcha, en 2010, los Programas Educativos Berdinola y Babesola (hoy en día vigentes en todos los centros escolares de Primaria de Zarautz y Hernani), para trabajar, por ejemplo, temas como la Paridad, la Interculturalidad o la Prevención de la Drogodependencia en los colegios a través de los cuentos. En estos programas las sesiones de narración oral se complementan con material didáctico creado por ella misma para trabajar los contenidos de las historias.
También le da por escribir, aunque bajo el agua es bien complicado hasta usando tinta de calamar. Se entrenó en AEK, donde construía materiales didácticos para la enseñanza a adultos del euskera, distribuyéndose estos después por todos los centros de Gipuzkoa. Y luego le dio por el público infantil (lo más relevante serían el libro Ixone isilik, año 2004, editorial Aizkorri, y las funciones de teatro Duérmete, Tártalo y Andersen, el patito feo, escritas para la compañía Dar-dar Produkzioak entre 2003 y 2005). Tras varios años de no sacar poca cosa a la superficie, en 2012 comenzó a realizar Oparipuinak o Regalatos, relatos personalizados para regalar, en la web para padres/madres www.ttiklik.com
Y le encanta la interpretación. En ETB le vimos en el 2002 en la serie Goenkale en el papel de la prostituta Gemma Medina durante seis meses, y también pudimos escuchar su voz interpretando al gordinflón Shinbei en la serie de dibujos animados Rantaro, y en múltiples pequeñas colaboraciones. Y en teatro, lo más representativo, sus papeles protagónicos en las funciones Pinocho y ¡Duérmete, Tartalo! con la compañía Dar-dar Produkzioak entre 2003 y 2009.
Y le seducen la educación y la docencia. Se licenció en pedagogía (1993), trabajando simultáneamente como profesora de euskara para adultos en AEK (durante 7 años) y de teatro en la Ikastola de Hondarribia para niños/as y jóvenes (otros 6). Actualmente comparte lo aprendido durante todos estos años impartiendo esporádicamente Talleres de Narración y Creatividad.
Así que, ya sabéis, marineras y marineros; pescadoras y pescateros: si al adentraros en el pacífico océano de los cuentos os encontráis con la chica que fue primero anchoa, después ballena, y acabó sonriendo como un delfín, subidla a bordo. A cambio de vuestra hospitalidad os contará sus mejores historias, intentando que se os adhieran a la piel como el salitre. Y, si conseguís desnudar sus palabras, quizá también acabéis sabiendo a qué se debe su sonrisa.